Críticas higienistas del corsé

Història

Críticas higienistas del corsé

Abordamos en este post las críticas de los higienistas hacia el corsé. Podéis encontrar un esbozo de la historia del corsé en la página principal de como cubrir un cuerpo en el post: «Breve historia del corsé»

En la segunda mitad del siglo XVIIl  hay un retorno general a la simplicidad, a lo natural; los vestidos se hacen más ligeros , se inspiran a la moda inglesa de tejidos fluidos y drapeados. Algunos filósofos e higienistas empiezan una guerra contra el corsé, Rousseau y Buffon particularmente, le llaman el “exprimidor del cuerpo”.

Esta filosofía arraiga entre el pueblo y acaba por llevar sólo un “corse blanco” («blanc corset» ) que era una estructura de tela rígida pero sin ningún tipo de ballena, mientras se estaba sola en casa o enferma.

Algunas aristócratas se desatan sus corsés para dar de mamar a sus niños, cosas que un decenio antes era impensable.

 En 1770 se publicó una célebre obra de , «La Dégradation de l’espèce humaine par l’usage du corps à baleines» (“La degradación de la raza humana por el uso del cuerpo en-varillado”).

Con la Revolución, el corsé se olvidó de repente por seguir una moda inspirada en la antigüedad. Las Merveilleuses  (maravillosas) se pasean vestidas de velos de mousseline ligeras. El corsé simbolizaba el Antiguo Régimen y los privilegios de una nobleza improductiva. Durante esta época las mujeres consideraban como moderno poder transportar todo sus vestidos en unas sola bolsa, era imposible poner un corsé ya que no se podía doblar a causa de las ballenas.

 El retorno del orden moral bajo el Imperio hace retornar a su vez el Corsé, aunque Napoleón le llamaba “el asesino de la raza humana…”.

 El corsé vuelve pero con una forma totalmente diferente a la cónica que tenía precedentemente. Ahora tendrá una forma de reloj de arena, al principio designado a sujetar el pecho.

 Con el tiempo, a partir del 1830, se dio importancia al hecho de lucir poca cintura y era un signo importante de seducción. Se utilizó el corsé para reducirla drásticamente.

 Este hecho desata nuevas protestas de muchas personalidades en lo que se llamó la “campaña higienista”.  

Mucha gente y de muy diversas procedencias serán los detractores del corsé en el Siglo XX: médicos, feministas, reformadores de moda, moralistas y autoridades religiosas, las madres que se preocupaban de la salud de sus hijas y algunos corseteros que están en contra del corsé sablier o corsé reloj de arena, así como la corsetera  Inès Gaches-Sarraute.

Inès Gaches-Sarraute creó un nuevo modelo de corsé que no comprimía las vísceras hacia abajo y por lo tanto no provocaba ptosis y prolapso.

La ptosis mamaria, o caída del pecho en la mujer, es una consecuencia natural de la pérdida progresiva de elasticidad de las fibras de la piel. No se trata, por tanto, de un problema médico sino, a lo sumo, estético

En el ámbito de la medicina se denomina prolapso (literalmente del latín prolabi: ‘desplazarse de su sitio’) al desplazamiento de órganos, como por ejemplo del útero de manera que desciendan o se salgan de su ubicación natural. El término se utiliza por ejemplo para hacer referencia a órganos que se asoman por la vagina o el recto.

Su nuevo ingenioso patronaje hizo furor entre todas las elegantes que se dieron cuenta que podían lucir una cintura aún más fina con el nuevo sistema de patronaje. Es la famosa silueta en S de la Belle Époque que proporcionaba el corsé «droit devant».

 Los reproches de los higienistas eran:

a.- La constricción de los órganos internos.

b.- Reducción  de la capacidad pulmonar

c.- La ptosis mamaria

d.- Prolapso uterino

e.- Atrofia muscular

Todos estas consecuencias se daban por el uso diario del corsé durante muchos años. Los músculos más debilitados eran los abdominales, los músculos dorsales sufrían pero en menor medida.

Por otra parte no tenemos que olvidar las pieles con eccemas por el frotamiento prolongado y diario de las ballenas.

 De forma mucho menos científica también se dice que es causa de : tuberculosis generalizada, el tifus, la cirrosis, pezones invertidos, la histeria, el envejecimiento de la piel del cuello … Por supuesto, ahora sabemos que las causas de diversas enfermedades no tienen ninguna relación con corsés.

 Si estas oposiciones al uso del corsé eran muy loables, no lo eran tanto las motivaciones del clero y de los moralistas. La iglesia veía mal a la mujer que pudiera controlar su cuerpo, muchas mujeres utilizaban el corsé como técnica abortiva, con el corsé deformaban la obra de Dios, las mujeres tenían que estar dedicadas a la procreación .

Por otra parte, la cintura de avispa abusando de la presión ejercida por el corsé, era considerada como provocadora y amoral, signo de coquetería que impedía  a las mujeres poder procrear correctamente.

 El corsé vestido apretado era uno de los vicios de la nación según Charles Dubois quien escribió que en Francia había «cinco plagas: el abuso del corsé, el uso de tabaco, juegos de azar, el abuso de bebidas alcohólicas y la especulación»» (1857).

 El reproche más común que se hacía por los médicos y por los reformadores de los vestidos al final del  S.XIX, que se podría pensar que eran los más progresistas, era que el empleo del corsé  y sobretodo del tightlacing (apretar el corsé para conseguir una cintura de avispa),era una monstruosidad que impedía a la mujer de realizar su principal función y su sola razón de existir: traer niños al mundo.

Los textos de la época son terribles tanto en el tono como en el vocabulario panfletario que empleaban, haciendo énfasis que el cuerpo de la mujer no le pertenece, su única razón de ser es la de ser un receptáculo del feto.

Todo derecho sobre su propio cuerpo, su propia sexualidad es negada y vituperada: el vientre de la mujer debe quedar libre para llenarse regularmente.

 Cuando se evocan los  abusos del tightlacing, es inquietante constatar que no se habla jamás del confort o del dolor de la mujer, sólo se habla de su coquetería satánica o se le incrimina por la destrucción de la raza ya que si enfermaba, se enfermaba también el feto o incluso podía morir.

 Parece que el empleo del corsé y sobretodo la práctica del tightlacing, haya representado para muchas mujeres un medio indirecto para vivir su derecho a la sexualidad y sobretodo a poseer su propio cuerpo.

La práctica del tightlacing  podía ser una forma más o menos consciente, de expresar su derecho a acceder a su propio cuerpo, de existir como mujer y no sólo como madre, y tener una forma de auto sexualidad.

 Muchas otras mujeres utilizaron el tightlacing extremo y diario par intentar abortar sin tener que recurrir a los peligrosos servicios de la «faiseuse d’ange» (“hacedora de ángel”) y de sus agujas de tricotar.

Una faiseuse d’anges  es una mujer (la mayor parte de las veces no era médico) que interrumpe los embarazos no queridos de otra mujer. Estas prácticas se practicaban ilegalmente, clandestinamente y muy a menudo con métodos peligrosos (inyecciones de aguas jabonosas en el útero, inserción de sondas en el cuello del útero, agujas de tricotar, masajes, etc.)

Las complicaciones eran muy frecuentes  (lesiones, infecciones, hemorragias) que a veces resultaban mortales.

En fin, la problemática que rodeaba el corsé era mucho más importante de lo que nos imaginamos hoy.

 En el siglo XIX llevar corsé fue casi obligatorio, y en menor medida en los siglos XVII y XVIII. En los siglos XVII y XVIII fue como un “soporte” físico y supuestamente moral que tenía el cuerpo manteniéndolo esbelto y derecho, en oposición a una relajación postural culpable, en estos siglos la reducción brutal de la cintura era relativamente rara.

Contra esta rectitud física que reflejaba supuestamente una rectitud moral, que se concretaba en una sumisión social y en la manutención de las buenas costumbres, se opusieron las feministas y sufragistas a partir de la Belle Époque.

Las  suffragettes, en sentido estricto, son las militantes de  la Women’s Social and Political Union, Organización creada en 1903 para reivindicar el derecho de voto de las mujeres en el Reino Unido. Sus formas de acción, basados en la provocación  rompió con el decoro que se le atribuía al sexo femenino.

Por extensión, se llaman sufragistas a las mujeres que luchan por la adquisición del derecho al voto y a la igualdad entre el sexo femenino y masculino.

En 1904, se abre una guerra en contra del uso del corsé, sobretodo de parte de las sufragistas.

 En 1910, Madame Doria funda la “liga de madres de familia contra la mutilación de la cintura por el corsé”

 A partir de 1920, el corsé cae en desuso. Otro factor importante fue la introducción de los bailes latino-americanos como el tango, o bien el fox-trot que para practicarlos era necesaria una flexibilidad y contorsión, que era imposible obtener llevando un en-varillado de acero.

Algunos clichés:

La lectura de algunas Historias de la moda y libros técnicos dedicados a ella, así como la gente que utiliza aún corsés y los mismos corseteros, nos evidencian una serie de falsos clichés que se han forjado en torno a esta prenda:

 « Algunos médicos quitaban costillas a las mujeres para que pudieran estrechar más el corsét » : es falso.

La técnica quirúrgica a finales del siglo XIX (y no hablemos de la anestesia, que empezaba a existir), implicaba una tasa muy elevada de mortalidad cuando se realizaba una operación quirúrgica invasiva ( el 50% o superior).

Valerie Steele, conservadora del museo de Moda de New-York y autoridad mundial en materia de corsés llega a afirmar que ninguna mujer se hizo tal operación.

Se dice que un par de personas la hicieron y con éxito pero no se conocen sus nombres, evidentemente si alguien de la alta sociedad lo hubiera hecho las páginas de los diarios lo hubieran reflejado así como hubieran endiosado al médico que podía hacer tal operación. Nada de esto nos resulta hoy en día.

 « Algunas mujeres del 1900 murieron a causa de órganos perforados causados por las costillas bajo la presión del corsé ».

Esto se debe a un solo caso que apareció en la prensa de sucesos de una chica entre los 16 y los 18 años. Ocurrió en un baile ( la fecha fluctúa entre 1850 y 1910 según las fuentes). Esta chica quería seducir por su extraordinaria poca cintura y apretó su corsé mucho más que lo habitual. Habiendo sido felicitada y admirada por todos durante su tortura murió algunos días después.

La autopsia relevó que tuvo una perforación del hígado por una costilla rota. El sinsentido del informe médico no evitó su propagación. En primer lugar a una chica que se le está perforando el hígado no puede sonreir durante toda una noche, se hubiera tirado por el suelo del dolor.

Por otro lado era lógico en el Siglo XIX hacer una autopsia en caso de enfermedad y no de asesinato?

Además es técnicamente imposible romper una costilla por la presión de un corsé en condiciones nomales de salud, teniendo conocimiento de cómo eran y cómo se utilizaban los corsés en aquella época.

Podía ocurrir una fractura en el caso de una mujer que sufriera osteoporosis o bien otra enfermedad que debilitara los huesos, en tal caso la prensa sensacionalista aprovechó la historia para transformarla y divulgarla.

 « El récord de la cintura más pequeña en esta época se dice que fue de 16 centímetros (el mismo perímetro que un cuello)». Evidentemente hay un error, se han confundido los centímetros con las pulgadas! Un cuello de una mujer, aunque sea  muy fino hace más de 30 cm, por lo que      podemos decir que la cintura más estrecha lucida en esta época fue de 35 cm , o sea 16 pulgadas.

El tightlacing (llevar un corsé 23h al día, salvo una para ducharse, 7 días a la semana) es practicado en la actualidad por unas pocas apasionadas del mundo de la moda en E.E.U.U., en las mismas condiciones que las mujeres de los años 1850-1910. Esta gente están dándonos una gran cantidad de información sobre lo que era posible y sobre lo que no era posible.

La cintura más pequeña del mundo, y es una cosa muy singular, es la de Ethel Granger (1905-1982): 13″, o sea 33 cm, hacia el 1938, incluida en el Livre Guinness des records. La actual campeona del mundo es Cathie Jung, con una cintura de 15″, o sea 38 cm.